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No. 10  l  Diciembre 2006

Maus
Art Spiegelman
(Pantheon / Emecé - Tr. César Aira)

Por Andrés Villaveces

No conozco narrativas de Auschwitz más compactas, más densas que Maus . Si los libros de Primo Levi nos enseñaron el horror de sobrevivir a Auschwitz; si las películas de Lanzmann y otros directores nos han permitido atisbar de manera directa y cruda el horror cotidiano de esos campos; si los escritos de Beckett y Adorno nos han puesto a pensar sobre el absurdo fundamental y el error humano imposible de entender, el comic de Spiegelman logra algo distinto: un análisis psicológico simultáneo de ser sobreviviente y ser hijo de sobreviviente.

Art Spiegelman en Maus mezcla dos pisos de narrativa (usando la flexibilidad enorme del medio). En Maus , el dibujante de comics (Art) empieza a tener conversaciones largas con su padre Vladek, sobreviviente de Auschwitz. Las charlas son como las de cualquier hijo con un padre un poco viejo (Vladek tiene alrededor de 75 años en ese momento del relato), con regreso de antiguas discusiones, temas repetidos, exasperaciones mutuas que afloran. Art, un neoyorquino de unos 30 años a finales de la década de 1970, está buscando entender parte de su propia historia: ¿por qué se suicidó su madre Anja cuando él tenía 20 años, en 1968? ¿Cómo fue la historia de sus padres antes de la guerra? ¿Cómo terminaron en Auschwitz ambos? ¿Cuál fue la historia de su hermano mayor, muerto en su niñez en la guerra (el “hermano fantasma” del cual él se sentía durante parte de su juventud como un mero reemplazo)' y del cual quedó la foto enorme en el cuarto de los padres, como eco de un pasado de naufragio? Y sobre todo, ¿cómo lograron sobrevivir?

En el presente de Maus , Vladek es un viejo difícil de lidiar para quienes lo rodean. Su mundo está poblado de objetos inocuos que hay que guardar “por si acaso” (¿por si acaso qué?, se pregunta impacientemente su hijo Art), de ahorros un poco absurdos, de un sentido común de supervivencia extraño para alguien que vive en Rego Park, Nueva York. Las conversaciones entre Art y Vladek recorren la vida en Sosnowiec (oeste de Polonia) antes de la invasión alemana: Vladek es un comerciante hábil de paños, que se casa con Anja, hija de un industrial con mucho dinero. No está en el centro de sus mentes el problema nazi, hasta que hacen un viaje a un balneario checo y en el tren se encuentran con otros viajeros judíos que les cuentan los horrores que se están viviendo ya en otros lugares de Europa. Cuando Alemania invade Polonia, Vladek es llamado como soldado polaco a defender la frontera; el episodio dura poco, y Vladek es internado en un campo alemán de presos de guerra. Al regresar a Polonia empieza la larguísima historia de reencuentros familiares (por un tiempo logran mantener algo de su antiguo nivel de vida), seguida de la guetificación de la población judía, los desplazamientos, el escape, con ayuda de algunos polacos y traición de otros, y finalmente, la caída en la trampa espantosa de Auschwitz, y la cantidad de artimañas (y suerte) que le fueron necesarias a Vladek para sobrevivir.

Todo lo anterior es literalmente extraído por Art de las conversaciones repletas de rodeos con su padre. El comic permite yuxtaponer a un padre viejo en una bicicleta estática con las imágenes de ciudades de Polonia o cámaras de Auschwitz; o una salida de campo en los alrededores de Nueva York (con las pequeñeces de la vida diaria, el café, el gas) y el relato en Europa Central. Vladek habla a lo largo de todo el comic con construcciones de frases típicas de los europeos del este – el tono de Vladek al contar y contar, alegar y recordar, es uno de los logros más finos de Spiegelman.

La publicación de la parte I de Maus genera un conflicto psicológico enorme en Art, y la segunda parte de Maus relata esto. A Art le queda cada vez más difícil lidiar con su padre, y cada vez siente con mayor peso la trivialidad de su vida de dibujante de cómic comparada con el logro de su padre al haber sido capaz de sobrevivir a Auschwitz.

Una de las conversaciones más entrañables da una clave muy precisa: están Art y su esposa Françoise esperando a Vladek en el carro mientras este discute por una devolución en un supermercado. Françoise y Art están exasperados con Vladek después de un día agotador, pero tratan de entender que lo tienen que acompañar. Françoise le dice a Art que Vladek tiene un mérito inmenso al haber logrado sobrevivir a Auschwitz, que no se les debe olvidar eso. Art le comenta a su esposa que a veces siente que su padre en realidad no sobrevivió. Vladek sale del supermercado y la línea de conversación queda cortada. Queda sin embargo una clave que permite entender la desconexión con el mundo posterior, la depresión de su madre, la constante sensación de culpa durante la infancia neoyorquina de Art por no ser él también un sobreviviente de Auschwitz, la sensación de extrañeza al sentir que estaba reemplazando a otro hijo muy querido de sus padres que no logró sobrevivir el horror.

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Art Spiegelman nació en Estocolmo en 1948, y muy pronto emigró con su familia a Estados Unidos. Creció en Rego Park, Queens, Nueva York. Durante los años 60 y 70, Spiegelman trabajó en el underground del comic en Nueva York. Publicó Maus I: My Father Bleeds History en 1986, y Maus II: And Here My Troubles Began en 1991. Spiegelman trabajó entre 1992 y 2002 en The New Yorker . Renunció a esta revista como protesta contra el “conformismo generalizado” de la sociedad norteamericana a raíz de los ataques a Nueva York el 11 de septiembre de 2001. En 2004 publicó In the Shadow of No Towers , un memento de algunos de los sucesos que vivió él con su familia el día del ataque a las torres. Esta obra hace abiertamente homenaje al cómic de principio del siglo XX y al rol de los dibujantes de entonces en la conformación de la cultura neoyorquina.

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