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Revista de Libros
No. 10  l  Diciembre 2006


Arkham Asylum
Grant Morrison / Dave McKean

Por Sergio Álvarez

Siempre se crece con superhéroes. Asomarse al mundo adulto sería casi imposible sin la información sobre el mal y la violencia que comics y series de televisión nos dan y, sobretodo, sin la fe ciega que seres como Superman, Batman, Centella, Linterna Verde, Flash, etc., nos infunden en que es posible vencer la maldad que ellos mismos nos han descubierto. Es difícil de creer, pero hubo un tiempo en que se crecía y no sólo se dejaban atrás las esperanzas de la niñez, sino también a los superhéroes. Había que pasar por las burlas ajenas o encerrarse en un baño a leer los viejos comics para recobrar a los héroes de la infancia o, si se era tímido, resignarse a mantenerlos agazapados en la memoria para que siguieran dándonos fuerzas cuando el mundo se volvía oscuro, como manejado por Rex Luthor, por el Acertijo o por el Joker.

Pero, un día, en algún momento de la década de los ochenta, alguien dejó atrás los complejos, confesó que la madurez también se le hacía imposible sin los antiguos superhéroes y se inventó la novela grafica. El mundo volvió a tener sentido y apareció en el mercado americano la primera novela gráfica que alcanzó un arrollador éxito de ventas. Se llamaba Arkham Asylum y era una relectura del mito de Batman escrita por el guionista Grant Morrison e ilustrada por el dibujante Dave Mckean. El sugerente esqueleto de un murciélago dibujado la portada dejaba claro que los autores apostaban por un Batman maduro y complejo y el tratamiento gráfico que abría el libro confirmaba que el lector no iba a ver onomatopeyas y aventuras fáciles, sino que se iba a sumergir en las zonas misteriosas de la mente y el alma del superhéroe.

Arkham Asylum narra una conspiración tramada desde el asilo al que han ido a parar El Joker, Dos Caras, Killer Erog, Clayface y El espantapájaros; mejor dicho, la élite de los enemigos de Batman. Sin la compañía del ingenuo de Robin, el hombre murciélago, para salvar a los inocentes y a la misma Ciudad Gótica, debe aceptar un juego macabro que le proponen el Joker y sus socios para sumergirse en una travesía por el asilo, que es en realidad una travesía por los fantasmas de la familia, del pasado y de la condición de superhéroe. Dibujadas con el genio sombrío de Mckean, las viñetas son en realidad ilustraciones y rompen con el tradicional esquema narrativo del comic. El dibujante se dedica a superponer las imágenes y a manejar la acción desde un punto de vista sicológico; así consigue que el comic, más que escenarios, tenga atmósfera y logra mantener al lector sumido en el ambiente tenebroso y enloquecido no sólo del asilo sino del alma de los protagonistas de la historia.

Morrison, por su parte, explora los traumas de niñez de Batman, juega con la orfandad del superhéroe, con los miedos que le aquejan, con la incapacidad de amar, e incluso le hace cuestionarse sobre la ética y la importancia de su papel de héroe. Morrison rompe a Batman en pedazos sicológicos y, en un ejercicio creador sádico, lo obliga a intentar rearmarse para ser merecedor del mito que siempre lo precede; de esta manera, Morrison acerca a Batman a su propia violencia, le hace cuestionarse sus ideales y lo obliga a ver que puede estar tan loco o mucho más que sus propios enemigos. Con todos estos elementos, Arkham Asylum no es tan sólo uno de los primeros y más exitosos comics para adultos, sino que es pionero en la exploración adulta y sicológica de los superhéroes infantiles y es a la vez un viaje por nuestros propios miedos, por nuestra infancia convertida en madurez y temor, una invitación a ver de frente del mundo nuevo que llegó después de la adolescencia.

Sin embargo, a pesar de la crudeza de Arkham Asylum , no se sale del comic desvastado. Hallar un Batman tan cercano a nuestros propios miedos, agobiado por nuestras mismas preguntas y sometido a nuestros mismos vaivenes, es en realidad una luz de esperanza. Una esperanza que bien puede ser simple nostalgia de la niñez o verdadera madurez. Pero en este caso, como en todos los grandes misterios de los comics, gana la fantasía infantil y es casi seguro que ningún lector intentará aclarar el dilema. Para qué, si lo realmente importante es que ha vuelto a hallar en los comics y en su mundo desaforado y misterioso un nuevo resquicio de explicaciones y esperanza.

 

Grant Morrison (Glasgow, Escocia, 1960) Considerado un renovador del mundo de los comics, Morrison empezó colaborando en la revista británica 2000AD en la cual llamó la atención con una serie llamada Zenith. Una vez pasó al mercado norteamericano, trabajo reinterpretando personajes clásicos de DC comics. En 1989 escribió Arkham Asylum y consiguió el primer éxito masivo de ventas y numerosos premios dentro de la industria. De ahí en adelante ha seguido trabajando en proyectos propios como Los Invisibles , Mata a tu novio , Flex Mentallo , The Filth y en el relanzamiento de la serie JLA también de la DC. Ya en el 2000, pasa a Marvel y donde ha escrito Marvel Boy y Fantastic Four: 1234 . Desde mayo de 2001 se encarga del exitoso relanzamiento de los X-Men .

 

Dave Mackean (Maidenhead, Inglaterra, 1963) Mackean se hizo famoso dibujando las portadas de la clásica serie Sandman creada por Neil Galman para DC. Títulos como Casos Violentos , Orquídea Negra , Signal to Noise , Mr Punch , etc., lo llevaron al arrollador éxito de Arkham Asylum . Tambien en compañía de Galman ha realizado cortometrajes como N(eon) , The week before , Reason , etc. En 2005 realizó en compañía del mismo Galman el largometraje Mirrormask.

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