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Revista de Libros
 
No. 12  l  Agosto 2007

Gabriela Alemán

Libros:
Maldito corazón (cuentos, Ed. El Conejo, 1996)
Zoom (cuentos, Ed. Eskeletra, 1997)
Fuga permanente (cuentos, Ed. Euterpe, Paraguay,2001/Ed. Eskeletra, Ecuador, 2002)
Body Time (novela, Ed. Planeta, Quito,2003)
Reseñas:
Por Eduardo Varas
Cooperativa Pozo Wells (novela, Ed. Eskeletra, Quito, 2007)

Textos en internet:
Maldito corazón

Cooperativa Pozo Wells o lo que no fue

Por Gabriela Alemán

Lo que voy a contar es la historia de un acto fallido, los antecedentes de algo que nunca ocurrió.

1. En noviembre del 2006 comenzaba la segunda vuelta electoral en Ecuador, uno de los finalistas –por segunda vez consecutiva– era el hombre más rico del país. El dinero que gastaba en vallas publicitarias, camisetas y horas de pautaje en radio y tv era ilimitado. El sistema judicial, para todos los efectos, no funcionaba; el Congreso Nacional era el ente más desprestigiado del Estado y habíamos tenido, para ese entonces, cinco presidentes en nueve años.

2. En la ciudad de Machala, al sur del país, un camarógrafo anónimo había captado imágenes que se vendían en las calles: de gente saqueando las oficinas del Notario Cabrera, personaje que, desde hace quince años, recibía dineros en su oficina, entregando a sus depositantes el 10% de ganancias mensuales; de policías guardando manojos de billetes en sus bolsillos, y la exhumación del cadáver del notario por parte de la población para comprobar que realmente estaba muerto y ellos no recibirían los intereses sobre sus depósitos fraudulentos. El documental bordeaba con el cine gore. El vcd llegó a una sala de cine arte de Quito, se organizó una charla, la discusión de tono más elevado giró en torno a la clasificación de esas imágenes que no tenían firma y circulaba en copias piratas de mala calidad. ¿Qué eran?

3. Para principios de los años noventa, los diarios de mayor circulación habían dejado de producir suplementos culturales; para mediados de la misma década las editoriales nacionales ya no cumplían esa función y se habían convertido en empresas que ofrecían servicios editoriales por un determinado costo. En resumen: la literatura contemporánea ecuatoriana se detuvo en el tiempo. Los libros que se leen en los colegios, el canon literario, no ha variado en veinte años. Se considera best-seller un libro que vende mil ejemplares. La discusión cultural se reduce a insistir que somos un país pluricultural y multinacional. ¿Y, entonces? Los “actores culturales” y las instituciones se llenan la boca con la importancia de la cultura y su representación en el globalizado escenario mundial.

4. La inercia es acogedora, arropa. Es una gran piscina quieta en la mitad de un océano que no se detiene. Para noviembre del 2006 un remolino, dentro de esa agua represada, nos jalaba hacia abajo.

5. Comencé a escribir Cooperativa Pozo Wells en ese mes y, cansada del cajón donde se amontonaban dos manuscritos, pasé los capítulos que salían de la impresora a amigas y amigos. Con cuatro capítulos listos y entrado diciembre, comencé a pensar que se podía hacer algo más con eso. Lo que escribía tenía la forma de una novela por entregas y el tono era de humor negro. ¿Quién no querría leer sobre once políticos electrocutados en un mitin por robar la luz del cable de la calle mientras ofrecían justicia social? ¿Por qué no utilizar el discurso de la crónica roja, el melodrama y el thriller, para darle la vuelta? ¿Por qué no tomar a la literatura fantástica y volverla tan real como lo que se veía en los noticieros?

6. Tenía que conseguir un diario que estuviera interesado y quisiera sacar una noticia inventada: que se había encontrado un cadáver sin cabeza y manos, su identificación imposible. Un alcance a la nota, días después, diría que una empleada de hotel había entregado a la policía una maleta que había quedado a su cargo, dentro de ella habría un manojo de hojas, varias decenas de fotografías y la llave de una casilla de correos. Días después comenzarían a aparecer los escritos por entrega, a pedido de la policía, para que la ciudadanía ayude en las investigaciones. Los textos no tendrían autor. Una galería expondría las fotografías, con el mismo propósito. Fotos anónimas. En el casillero se encontraría un dvd con una película snuff. Durante meses, alguien o varias personas se preguntarían sobre lo ocurrido.

7. Tenía la noticia redactada; cinco capítulos escritos donde un texto de H.G. Wells, “En el país de los ciegos” (situado en la serranía ecuatoriana), era la clave para descubrir a una secta que había construido una ciudad bajo el puerto de Guayaquil; catorce fotógrafos que me darían imágenes para la exposición; teatreros dispuestos a organizar representaciones en las calles para hablar sobre la veracidad o falsedad de los textos involucrando a los transeúntes; un grupo de videoastas dispuestos a hacer la película y la certeza de que pronto alguien diría que todo era mentira provocando una discusión. Después de seis meses no había una sola revista o periódico al que me hubiera acercado que estuviera interesado en publicarlo.

8. En junio, un amigo colgó Pozo Wells, convertido en hipertexto, en www.eltabano.net como e-folletín, para ver qué ocurría.

9. Con la noticia de Bogotá39 alguien se interesó en publicarlo, no ya en entregas en un diario de circulación nacional, no ya sin autor, sino con mi nombre en la cubierta.

10. Es julio del 2007 y la inercia sigue ahí, atraída por el vacío. Es una gran piscina quieta en la mitad de un océano que nunca se detiene.

(Cooperativa Pozo Wells, Editorial Eskeletra, 2007)

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